Una buena noticia

Llevo días sin escribir en el blog porque últimamente, cuando miro a mi alrededor, lo que veo no me gusta. Me niego a escribir exclusivamente sobre las deprimentes noticias que los medios de comunicación reflejan y tampoco quiero dar una visión negativa de los acontecimientos diarios. Creo que es precisamente en momentos difíciles cuando, sin perder el realismo ni caer en el “optimismo antropológico” de algunos, hay que tratar de ver el lado positivo de las cosas y salir adelante.

Sin embargo en los días de la muerte del gran Vicente Ferrer, en la semana en la que la banda criminal ETA ha vuelto a asesinar, ser optimista resulta especialmente difícil y sólo puedo conseguirlo saliendo de la política para adentrarme en la literatura.

Por ello, hoy quiero escribir unas líneas de felicitación al escritor albanés Ismail Kadaré, último premio Príncipe de Asturias de las Letras 2009, al que he tenido el gusto de leer y admirar en los últimos años. Ismail Kadaré, eterno candidato al Nobel, ha sido un autor que a lo largo de su vida se ha valido de la pluma para luchar a favor de la libertad, denunciando el poder corrupto y los totalitarismos. Muy pocos han conseguido como él hurgar en el corazón de las dictaduras de todo tipo.

Aunque, sin duda, la mejor manera de entender a Kadaré es leyéndolo y disfrutando de su admirable y provocativa prosa. El magnífico “Palacio de los Sueños”, con su cadencia llena de lirismo, debería ser lectura obligatoria en el bachillerato.

Enhorabuena a Ismail Kadaré y al jurado que ha decidido premiar a un grande de la literatura contemporánea.

Alcalde de Pinto (PSOE): "La subida de la gasolina me da igual, tengo coche oficial, que se jodan"

Zapatero, el tahúr de la Moncloa

El presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, ha vuelto a jugar a las predicciones hoy en el Congreso de los Diputados. Ha dicho que lo peor de la crisis ha pasado ya y que en 2011 el crecimiento será positivo. Eso sí, ni una palabra para las previsiones de empleo en esa fecha, a pesar de que el gobernador del Banco de España auguró ayer un retraso en la recuperación económica como consecuencia de la “preocupante” magnitud de la destrucción de los puestos de trabajo.

Mal está que el Gobierno sea incapaz, al menos hasta la fecha, de impulsar medidas eficaces para sacar a España de la crisis más profunda que sufre desde 1993, pero peor es el incansable afán del presidente por los anuncios de augurios que fallan indefectiblemente. Su excusa habitual: los errores de previsión de organismos internacionales como el Fondo Monetario Internacional (FMI) y la Comisión Europea, hasta en cinco ocasiones en un año, según ha explicado el presidente esta mañana.

¿Por qué entonces tendríamos que creer esta vez al presidente del Gobierno? Por sus palabras y acciones, Zapatero parece decidido a abandonarse a la crisis en la creencia de que se resolverá sola, con la hipotética mejora de la coyuntura internacional. No importan los más de cuatro millones de parados, los anuncios diarios de Expedientes de Regulación de Empleo, el déficit público galopante y las revisiones impositivas previstas para finales de año que la ministra Salgado dejó caer el viernes pasado.

Mientras tanto, el presidente del Gobierno aplaza sucesivamente la recuperación económica, apostando por una nueva fecha cada vez que la realidad le desmiente sus previsiones. Piensa que esta estrategia le sale gratis y le da margen. Pero, muy al contrario, supone una pérdida de tiempo en la que hace peligrar su credibilidad, la confianza de los ciudadanos en la capacidad de sus gobernantes y la oportunidad de sacar lo antes posible al país de la crisis. Con la que está cayendo Zapatero, cual tahúr de la Moncloa, juega y apuesta... pero lo hace con el dinero de todos los españoles.

El verdadero acontecimiento planetario

El PSOE se la jugaba en Europa y ha perdido. Ha salido derrotado de un partido en el que ha jugado de manera muy sucia y marrullera.

De nada le ha servido una campaña electoral plagada de descalificaciones, intimidaciones y coacciones contra los votantes del Partido Popular. De nada han servido los “brotes verdes” de Elena Salgado o los acontecimientos planetarios anunciados por Leire Pajín.

El verdadero acontecimiento histórico planetario que predijera días atrás la secretaria de Organización del PSOE se ha producido pero, a diferencia de lo profetizado por la dirigente socialista, ha consistido en una sonora derrota generalizada de la izquierda en Europa y una muy específica del Socialismo en España.

Los europeos han votado masivamente al centro derecha, dando la espalda a las ineficaces y obsoletas políticas socialistas, que han demostrado su incapacidad para ayudarnos a salir de la crisis.

Europa, “la cuna de la libertad, de los derechos y la Democracia” según se ha cansado de decir Zapatero en las últimas semanas, ha optado por las recetas del Partido Popular Europeo. Europa ha elegido las mismas políticas aplicadas por Esperanza Aguirre en la Comunidad de Madrid... Y ya que hablamos de Madrid, no puedo obviar que los 13 puntos de ventaja obtenidos por el PP sobre los socialistas madrileños dejan a Tomás Gómez, líder del PSM, en una mas que difícil situación que cuestiona su futuro como aspirante a arrebatar la Presidencia de la Comunidad de Madrid a Esperanza Aguirre.

De nada ha valido a los socialistas madrileños una prolongada y sistemática campaña de acoso y derribo contra la presidenta Aguirre. Los madrileños han respaldado mayoritariamente la gestión del PP y sin embargo el PSM, víctima de su propia estrategia de calumnias y falsedades, ha sufrido un significativo descalabro electoral.

Y mientras tanto José Luís Rodríguez Zapatero, líder planetario y secretario general del PSOE sigue escondido, sin dar la cara ni asumir ninguna responsabilidad por la derrota de su partido… Igual es que el acontecimiento planetario no iba con él. O igual es que entre tanto viaje galáctico se ha extraviado entre los anillos de Saturno.

Sanidad pública y libre

Desde hace unos años, la atención sanitaria pública es objetivo preferente del gobierno del Partido Popular en la Comunidad de Madrid, y ha experimentado una vertiginosa modernización dirigida a satisfacer con mayor eficiencia las necesidades de los ciudadanos.

El compromiso manifestado en numerosas ocasiones por la presidenta regional, Esperanza Aguirre, de garantizar la atención sanitaria universal, gratuita y de calidad, ha sido materializado con la apertura de ocho nuevos hospitales que han logrado descongestionar los centros sanitarios de los que ya disponíamos en Madrid.

Los poderes públicos tienen la obligación de responder a las demandas de la sociedad en cada momento. Y, en el caso de los pacientes, una vez que existe la garantía de la atención, los objetivos deben ser la mejora de la calidad asistencial y de las opciones disponibles.

El Anteproyecto de Ley sobre el Área Única que el Gobierno regional presentará próximamente para su trámite parlamentario en la Asamblea de Madrid reconoce el derecho de los madrileños a la elección del médico y el enfermero en Atención Primaria, el pediatra y el hospital de referencia.

La medida, incluida en el programa electoral del Partido Popular de Madrid, es un avance que sitúa en primer plano al paciente, a quien se le ofrece la posibilidad de escoger el centro que, por sus circunstancias personales o simplemente preferencias, desee. Ya no será el ciudadano quien esté asignado a un centro, sino el centro el que sea elegido por el paciente.

Parece lógico pensar que el Área Única supone una mejora sustancial que beneficiará a los madrileños, no sólo por la garantía de la libertad de elección, sino por lo que supondrá de reducción de la burocracia. A pesar de esto, los partidos de la oposición manifiestan un rechazo comparable al que ya expresaron en su día, cuando se acometió el proyecto de los nuevos hospitales.

La libre elección del médico demuestra, una vez más, que el Ejecutivo de Madrid cumple sus compromisos a favor de los ciudadanos, que trabaja por objetivos concretos y, afortunadamente, se aleja de otros gobernantes, cuyas políticas se reducen a los anuncios de “brotes verdes” y “nuevos modelos productivos”, que no terminan de concretar porque no existen.